GREMIO: asociación de artesanos de un mismo oficio cuyo objetivo conseguir un equilibrio entre las ventas y el número de talleres activos, garantizando el trabajo a sus asociados, su bienestar económico y los sistemas de aprendizaje. Nacen en las ciudades europeas durante la Edad Media y se extienden durante toda la Edad Moderna, empezando a ser abolidos a finales del siglo XVIII. Entre sus miembros se podían diferenciar tres niveles: maestros (dueños del taller que sólo podían alcanzar el nivel con un examen "la obra maestra"), Oficiales (asalariados que trabajaban en el taller y que debían estar titulados por el gremio) y aprendices (chicos que aprendían el oficio en el taller).
Zapatos a medida
<<La publicidad es un arte de nuestros tiempos, o al menos eso nos gusta pensar. Pero lo cierto es que los anuncios, los reclamos, las letras pequeñas, las exageraciones y las técnicas para vender y prestigiar un producto son tan viejas como el propio comercio. En su antigua sabiduría, ladrones, mentirosos y mercaderes le rezaban al mismo dios, ya fuese el egipcio Thot, el griego Hermes o el latino Mercurio. Un poco de todo eso hay en esta imagen: un león, más concretamente un león alado que representa a san Marcos, uno de los cuatro evangelistas que todo el mundo veía en las paredes de la iglesia durante la misa dominical, por tanto un símbolo familiar para el posible consumidor. Está aquí porque este santo era el patrón de los zapateros barceloneses, pero también porque es el mismo león de san Marcos de la bandera de Venecia, en aquella época una de las principales potencias comerciales del orbe. Este león en concreto prestigiaba al gremio, le confería una imagen corporativa fuerte, le daba una marca registrada ciertamente competitiva. Y aprovechando el equívoco con la república serenísima, podía proyectarse más allá de sus fronteras.>>
>>Los gremios medievales fueron los primeros en regular aspectos del trabajo como la calidad del producto, la preparación técnica del artesano o la publicidad engañosa. En Barcelona, su importancia se tradujo rápido en el nomenclátor, donde muchas calles todavía recogen hoy denominaciones gremiales como Sombrerers (sombrereros), Abaixadors (mozos de cuerda), Argenters (plateros), Mirallers (fabricantes de espejos), o Tapineria (artesanos de un calzado femenino conocido como “tapines”).>>
>>La más antigua y poderosa de estas cofradías fue la de zapateros. A pesar de que apenas quedan artesanos de este género en la ciudad —uno de los últimos, Norman Vilalta, en la calle Enric Granados—, este gremio gozó de una gran consideración durante la mayor parte de la Edad Media. La primera noticia que tenemos de ellos data de 1202, cuando pudieron constituirse en gremio gracias al rey Pere II el Católico. Ese mismo año financiaban una capilla dedicada a san Marcos en la catedral barcelonesa. Con mucho, eran el grupo de profesionales más numeroso de la ciudad. En 1516 había en la capital catalana 52 panaderos, 74 carpinteros, 82 albañiles y 116 sastres por 186 zapateros.>>
Definición y estructura del gremio
<<Los artesanos, sastres, zapateros, pañeros, panaderos, cerrajeros, pintores, carpinteros, canteros y constructores constituían asociaciones artesanales o federaciones llamadas gremios. Cada uno de ellos, por ejemplo el gremio de los sastres, era tan cerrado y tenía leyes casi tan rigurosas como el estamento de los caballeros. No todo el mundo podía alcanzar sin más ni más el grado de maestro sastre. Antes había que ser aprendiz durante un tiempo determinado; luego, se obtenía el grado de oficial y había que recorrer mundo para conocer ciudades y formas de trabajo ajenas. Estos oficiales itinerantes recorrían el país a pie y visitaban, a menudo durante años, muchas naciones hasta el momento de regresar a casa o encontrar una ciudad desconocida que necesitara—pongamos por caso—un maestro sastre, pues en las ciudades pequeñas no hacían falta muchos y el gremio procuraba con gran rigor que no accediera al grado de maestro más gente de la que podía hallar trabajo. El oficial debía demostrar allí lo que sabía, es decir, preparar una pieza maestra (un bello abrigo, por ejemplo), y, a continuación, se le nombraba solemnemente maestro y era recibido en el gremio. >>
GOMBRICH, Ernst, Breve historia del Mundo, Barcelona, Península, 2007,
Reglamento de un gremio de tejedores (texto adaptado)
Nadie puede ser maestro tejedor de lana si antes no ha pagado el impuesto por desempeñar el oficio al rey. Cada maestro tejedor puede tener en su taller dos telares y cada hijo de maestro tejedor puede tener dos en el taller de su padre mientras que esté soltero y si él sabe trabajar el mismo oficio. Cada maestro puede tener en su taller un aprendiz, ninguno más. Y nadie debe empezar a trabajar antes de levantar el sol, bajo pena de multa de doce dineros para el maestro y seis para el oficial. Los oficiales deben cesar el trabajo desde que haya sonado el primer toque de vísperas, pero deben arreglar sus cosas y herramientas después de cesar el trabajo.
Original de FOSSIER, Robert, Histoire sociale de l'Occident Medieval, París, 1970, p. 219. Recogido en LOZANO, A. y E. MITRE, E. Analisis y comentario de textos históricos. I. Edad Antigua y Media, Madrid, 1979, p. 193.
Retrato literario de un artesano de Barcelona
<<Tras cinco años de duro trabajo como aprendiz, Grau consiguió la categoría de oficial. Siguió a las órdenes de su maestro, que, satisfecho de sus cualidades, empezó a pagarle un sueldo. A los dieciocho cumplió su promesa y contrajo matrimonio con Guiamona.
[…]>>
>>Cuatro años después, a los veintidós, Grau se presentó al examen público que se realizaba en presencia de los cuatro cónsules de la cofradía. Realizó sus primeras obras: una jarra, dos platos y una escudilla, bajo la atenta mirada de aquellos hombres, que le otorgaron la categoría de maestro, lo que le permitía abrir su propio taller en Barcelona y, por supuesto, usar el sello distintivo de los maestros, que debía estamparse, previendo posibles reclamaciones, en todas las piezas de cerámica que salieran de su taller. Grau, en honor a su apellido, eligió el dibujo de una montaña.>>
>>Grau y Guiamona, que estaba embarazada, se instalaron en una pequeña casa de un solo piso en el barrio de los alfareros, que por disposición real estaba emplazado en el extremo occidental de Barcelona, en las tierras situadas entre la muralla construida por el rey Jaime I y el antiguo linde fortificado de la ciudad. […]>>
>>Allí, donde el taller y la vivienda compartían el espacio con el horno de cocción y los dormitorios en una misma pieza, Grau inició su labor como maestro en un momento en que la expansión comercial catalana estaba revolucionando la actividad de los alfareros y les exigía una especialización que muchos de ellos, anclados en la tradición, rechazaban.>>
>>—Nos dedicaremos a las jarras y a las tinajas —sentenció Grau—; sólo jarras y tinajas. —Guiamona dirigió la mirada hacia las cuatro obras maestras que había hecho su marido—. He visto a muchos comerciantes —prosiguió él— que mendigaban tinajas para comerciar con el aceite, la miel o el vino, y he visto a maestros ceramistas que los despedían sin contemplaciones porque tenían sus hornos ocupados en fabricar las complicadas baldosas de una nueva casa, los platos policromados de la vajilla de un noble o los botes de un apotecario.
[…]>>
>>Grau acertó. Llenó el secadero de su humilde taller con jarras y tinajas, y pronto los comerciantes supieron que en el taller de Grau Puig podrían encontrar, al momento, todo cuanto desearan. Nadie tendría ya que mendigar a maestros soberbios.>>
FALCONES, Ildefonso, La catedral del Mar, Barcelona, Mondadori, 2006, pp. 51-52>>Grau acertó. Llenó el secadero de su humilde taller con jarras y tinajas, y pronto los comerciantes supieron que en el taller de Grau Puig podrían encontrar, al momento, todo cuanto desearan. Nadie tendría ya que mendigar a maestros soberbios.>>
3.2 La expansión del comercio
Una función esencial de los núcleos urbanos era albergar el mercado al que acudían los campesinos de la zona para intercambiar productos agrícolas por manufacturas.
LAS RUTAS TERRESTRES
El aumento de la seguridad en los caminos facilitó el traslado de las mercancías y la aparición de nuevas rutas terrestres entre ciudades. Muchas de ellas señalaron unos días especiales para hacer mercado y decretaron leyes que protegían a los mercaderes. También se crearon las ferias, unos mercados extraordinarios que reunían a gentes de toda la comarca.
LAS RUTAS MARÍTIMAS
Para las largas distancias, el comercio marítimo adquirió más importancia , debido a la mayor capacidad y velocidad de los barcos. La primera gran ruta marítima unía el Mediterráneo occidental con el oriental.
Ciudades como Venecia, Génova, Marsella, Barcelona y Valencia comerciaban con los puertos de Oriente Próximo y con el Imperio bizantino. Importaban productos de lujo (seda y especias) y exportaban tejidos, armas y herramientas.
Una segunda Ruta fue el Atlántico y el Báltico, (La Hansa) Comprendía desde Lisboa hasta los del mar ático. Se trasladaban lanas, maderas, pieles, trigo, convergiendo en las ciudades de los países bajos.
Texto sobre los burgueses y el comercio en el siglo XII
<<[...] Salomón y Eliadar formaban una pareja formidable que tenía los ojos puestos en todo el Mediterráneo. Igual que Romano Mairano, Salomón estaba dispuesto a viajar hasta los rincones más remotos en busca de riqueza, y en 1156, la pareja se sintió atraída por la llamada de las oportunidades de oro que vieron en Egipto, Sicilia y Occidente. En el verano de aquel año, Salomón decidió aprovechar que los fatimíes parecían estar de un humor más receptivo y aceptó viajar a Alejandría en representación de un grupo de inversores, un viaje que proseguiría después por el Nilo hasta El Cairo, donde compraría especias orientales, incluidas laca, una resina que se podía utilizar como barniz o tinte, y leño brasil, del que se obtenía un tinte rojo. Salomón también tenía otros muchos intereses que le empujaban en otras direcciones. Aquel mismo año intentaba recuperar 2 2/3 libras de monedas de oro sicilianas, una suma colosal en aquel tiempo, que se había llevado un genovés que se había fugado con el dinero en Sicilia mientras los embajadores genoveses negociaban un tratado con el rey. Salomón estuvo ausente en Oriente casi dos años, y Eliadar se quedó en casa a cargo de la administración de una red comercial triangular que unía Génova, Fréjus y Palermo.
A su regreso de Oriente, Salomón puso su mirada en Occidente, y comerció con Mallorca y España, con Sicilia y con su antiguo favorito, Egipto, donde invirtió unas sumas muy considerables de dinero. Un documento describe el recorrido circular de uno de los viajes que financió, un viaje característico de las empresas más ambiciosas de la época: «a España, después a Sicilia, o Provenza o Génova, desde Provenza a Génova o Sicilia, o, si lo desea, de Sicilia a Rumania [el imperio bizantino] y después a Génova, o de Sicilia a Génova». Los grandes patricios genoveses invirtieron con entusiasmo en la expedición a Egipto de Salomón, haciendo caso omiso de una cláusula en los documentos que daba a entender que el barco podría venderse en Egipto. Porque los italianos no solo enviaban madera a los astilleros de Alejandría, sino que les enviaban a los egipcios barcos enteros, listos para que la flota fatimí pudiera utilizarlos. [...]>>
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